Tras nuestra eliminación en la primera ronda del Playoff de ascenso a LALIGA HYPERMOTION, desde la AD Mérida queremos compartir una reflexión serena pero firme sobre lo vivido durante esta fase final de la temporada.
Nuestro equipo ha competido con entrega, personalidad y fe
- No podemos obviar el sentimiento de frustración tras una eliminatoria en la que sentimos que nos hemos visto perjudicados por decisiones arbitrales, tanto en la ida como en la vuelta, que han resultado determinantes.
- Especialmente dolorosa fue la no señalización de una acción dentro del área rival a nuestro jugador Liberto que, desde nuestra perspectiva, debió haber sido sancionada como penalti.
- Entendemos que el arbitraje forma parte del juego y que todos podemos equivocarnos, pero en encuentros tan trascendentes, estos errores marcan mucho más que un resultado: influyen en la planificación deportiva, en la economía del Club y, sobre todo, en la ilusión de una ciudad entera.
De base, siempre hemos creído, creemos y creeremos en la honestidad y la buena voluntad del colectivo arbitral.
- Sin embargo, sí que apelamos rigurosamente a la necesidad de que los partidos de este nivel cuenten con árbitros de mayor experiencia en categorías superiores, capaces de sostener la presión y minimizar errores, cosa que no se ha producido en nuestra eliminatoria.
- De forma adicional, sabemos que implementar el VAR en esta categoría presenta dificultades, pero instamos a la RFEF a que analice soluciones realistas para que fases decisivas como esta cuenten con los medios y los profesionales adecuados para garantizar la máxima equidad.
Por otro lado, queremos agradecer de forma muy especial a todos los aficionados que se desplazaron a Zubieta para apoyar al equipo.
Lamentamos profundamente las condiciones en las que tuvieron que vivir el encuentro: ubicados en una zona sin asientos y sin poder despedirse del equipo tras el pitido final por el volumen de la megafonía. Son situaciones que no deberían producirse y que no reflejan el respeto que merece una afición ejemplar como la nuestra.
Y, pese a todo, el sentimiento que predomina en el corazón del Club es el de agradecimiento y ORGULLO.
Orgullo por la temporada que hemos vivido.
Orgullo por cada jugador que se ha dejado el alma, por un cuerpo técnico comprometido hasta el último minuto, por el esfuerzo de cada trabajador del Club y, por supuesto, por una afición que ha estado a la altura de los más grandes.
Esta temporada reafirma que estamos en el camino correcto. No bajaremos los brazos. Seguiremos creciendo, trabajando con humildad, ambición y responsabilidad, con la firme convicción de que más pronto que tarde alcanzaremos el salto que nos merecemos.
Gracias por creer, por empujar, por estar. Porque si algo tenemos claro en esta entidad, es que aquí, UN ROMANO NUNCA SE RINDE.

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